A media mañana del 20 de febrero de 2011, Raquel y yo nos encaminamos a disfrutar de una jornada de motocross, concretamente la tercera prueba del Campeonato de España de Cross Country. El recorrido estaba localizado en las afueras de Guadalajara, cerca del nuevo recinto ferial.
Cuando llegamos, la prueba había comenzado y se podía percibir desde bastante lejos el estridente ruido producido por el continuo paso de las motos. El terreno favorecía a priori el espectáculo: era un barrizal, hecho nada extraño porque había estado diluviando durante toda la noche anterior y por tanto, la competición prometía derrapes, saltos y caídas de todo tipo.
Lo primero que hicimos, aparte de mancharnos de barro hasta las cejas, fue buscar un buen lugar para ver de cerca el espectáculo y poder sacar alguna foto decente. Una vez posicionados, lo que pudimos vivir fue un espectáculo de velocidad y habilidad de muchos de los pilotos, que nos hicieron sentir casi como si fuéramos nosotros los que manejaban las motos, con una mezcla de secrección de adrenalina, olor a gasolina y el barro salpicado a diestro y siniestro.
Esta sensación se acrecentaba cuando nos acercábamos casi al punto de tocarlos para hacer alguna foto, impactando los trozos de barro sobre nosotros, la cámara y cuanto hubiera cerca del área balizada.
Así nos fuimos moviendo a lo largo del circuito, cambiando de ubicación para buscar perspectivas distintas, hasta que finalizó la prueba. El vencedor de la prueba fue Oriol Mena (ver imagen inferior), quien dominó la misma desde el principio.
Como conclusión, destacar que fue una experiencia muy interesante, en una estupenda mañana de invierno, que nos dejó un gran sabor de boca.
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